domingo, 17 de mayo de 2009

Vivir

¡Maríabeatriz ha estado con nosotros por 18 días! Parecieran una eternidad y son solo dieciocho. Cuando la miro me sonríe, dándome a entender que me conoce desde siempre. Escucha la voz de Pp y enseguida mueve la cabecita para encontrarlo con los ojos. Josemaría se acerca a ella diciéndole: "mi cosa preciosa"—como es obvio que escucha que le digo yo— le acerca las manitas al pelo que pica y se carcajea como si estuviera de fiesta. Es increíble como podemos establecer con voluntad los lazos eternos del Amor...

Son días que hemos disfrutado lentamente. Tal vez puedo decir que como se paladea una deliciosa botella de vino tinto con los amigos y una buena comida. Paradójicamente el tiempo ha pasado vertiginosamente y Pp hoy duerme en la ciudad de México. Este tiempo nos ha tocado vivirlo muy intensamente. La espera final antes de la entrega. Esas cosquillitas de viajar, de esperar y gestionar pacientemente a distancia todos los papeles faltantes, de solicitar la cita, de prepararse para el trayecto el gran día y finalmente lo mejor: que Inés Elvira (la subdirectora de La Casa de la Madre y el Niño) entrara con nuestra hija en su regazo y que nos la entregara para siempre. El primer abrazo, conocernos, olernos, hablarnos y luego la primera foto. Emocionante... ...como pocas cosas en la vida.
Adicionalmente con una serie de situaciones que nunca habíamos vivido: tomar la decisión de salir de México, aún antes de que las cartas del DIF estuvieran firmadas, viajar con incertidumbre el lunes 27 que los habitantes de México se unieron en la parálisis y el temblor, el cuidado de mantener el tapabocas en el avión, la certeza que no acompañaríamos a Laura y a Hernán en su matrimonio, el miedo a cualquier tipo de contagio por sencillo que pudiera ser. Y claro... ...tratar de dejar de respirar por medio minuto cuando algun ser humano sin decencia pública estornudaba sospechosamente cerca de uno...
Finalmente la llegada a la querida Bogotá, el frio, los cambios de temperatura, el pendiente de cualquier ardorcito de garganta, estornudo alérgico o síntoma magnificado que no nos dejara conocer a Mariabeatriz. Unos cuantos días y prueba superada, aunque sentíamos que no podíamos estornudar, ni siquiera toser ligeramente porque media ciudad estaba esperando que lo hiciéramos por "haber llegado de México".
Arreglamos rápidamente la vida corriente, mucho más rápido que cuando lo hicimos cuando vinimos por Josemaría. ¡Invaluable la ayuda de Jorge y María Elena, de Dani y Andrés, de Caya, Nicolás y el precioso Samuel! Indudablemente más fácil contar con la primera experiencia, hecho que nos ha llevado a aprender sobre la marcha a ser cada vez más flexibles, más adaptables y por tanto más felices.
Luego vendría la búsqueda de las cartas el martes 28. ¡¡¡Gracias Pilar Wittman por hacer las cosas como si las hiciéramos nosotros personalmente!!!! Siempre estaremos agradecidos contigo aunque sabemos que lo has hecho con tanta emoción y cariño. Llegaron las cartas a manos de Pilar, no sin antes recordarnos todo lo que México tiene que hacer todavía para hacer que la adopción internacional sea respetada como una forma de tener hijos, respuesta a una opción de vida para niños y niñas de cualquier parte del mundo en cualquier parte del mundo.
Finalmente Mariabeatriz nos conocería con tapabocas por instrucciones de los pediatras a su cargo... ...¿y a quién no le tocó acostumbrarse a ver el rostro de otro como detrás de una máscara del 24 abril al 11 de mayo del 2009? Por eso siempre estará en nuestro corazón que Mariabeatriz comenzó a vivir con su familia en medio de un caos, literalmente.
Luego vinieron los primeros días de convivencia. Muchísimas "diosidencias" esperanzadoras, trámites, vueltas, cartas, fotos, llamadas, visitas y regalos como el estratégico del Tio Gabriel y Clemencia o del encantador vestido que le regalaron el tío Jorge y Esperanza, compritas útiles, médicos, citas... ...apenas tiempo para comer y visitar a la bisabuelita. Un ratito con la tía Olga que nos gestionó todos los salvoconductos médicos como es su increíble habilidad. ¡Gracias! Parecieran vacaciones, pero es difícil pescar el ritmo de esta ciudad que comienza la vida a las 6:00 AM.
Unos cuantos dias más y poco a poco la adaptación no solo de Mariabeatriz, sino de Josemaría a la nueva vida y a la hermana, de las funciones de madre y padre de dos, la logística de salir y volver en taxi con dos carreolas (o coches o carruajes) sin perder nada en el camino, de llegar a tiempo, de almorzar con carne, arroz y papas a las 13:00 y ya por tarde, de hacer algo de trabajo voluntario para La Casa (la casa-cuna dónde han vivido nuestros dos hijos), volver a ver a los amigos, entre muchísimas otras actividades más.
Poco a poco hemos aprendido a vivir en tan solo 18 días... ...gracias a la tía Martha que con su elegante ejemplo nos ha enseñado a ser felices con lo que hay, a poner buena cara a todo, a tomar el cafecito en las medias nueves y las onces (descubrimos que si uno no come, se marchita por la altura)...
...aquí vamos poco a poco, aprendiendo a empezar a "dormirse" desde que se apaga el sol y a iniciar el día junto con el resto de los residentes de esta verde/azul ciudad, apenas raya el sol.